La metodología GTD huye de las “recetas” y listas de trucos y consejos fáciles y por ello nunca te va a dar respuesta a preguntas como ¿debería cambiar de pareja? o ¿Debería cambiar de trabajo? Lo que sí hará la metodología GTD es ayudarte a desarrollar tu autoconfianza, a tener más seguridad en tus propias decisiones, a llegar más fácilmente a tus propias respuestas y a creer firmemente en ellas.
A nivel táctico, GTD transmite esperanza. Te permite comprobar que, en contra de lo que creías, sí existe luz al final del túnel; que puedes retomar el control sobre tu día a día a pesar de vivir en un entorno permanentemente infoxicado, con constantes interrupciones, cambios imprevistos e infinitas opciones.
Pero además, si profundizas en la metodología, encontrarás que, en su nivel más estratégico, GTD te proporciona las claves que necesitas para generar confianza, algo sin lo cual no podrás avanzar.
Porque nunca vas a tener la certeza de estar haciendo lo más adecuado en cada momento o situación. Si alguien te dice lo contrario, miente. No existe la fórmula mágica para eliminar todas las dudas y probablemente nunca existirá.
Lo que sí existe son una serie de prácticas y hábitos que te permiten minimizar los riesgos cuando tomas una decisión y aumentar tu confianza en ella.
El primer paso es asumir que nada es perfecto, ni definitivo, ni permanente, por mucho que sientas la tentación de creer que sí. Seguir luchando por recuperar esa estabilidad imposible, como pretenden hacerte creer otros métodos de productividad personal, sólo sirve para que caigas una y otra vez en la decepción.
La solución consiste en tener confianza. Entender y asumir que lo más permanente, seguro y estable a lo que puedes aspirar de manera realista es a contar con un método infalible de enfrentarte, en cada momento y en cualquier circunstancia, a lo incierto, lo transitorio y lo sorprendente.
Porque el problema real no es perder el control y la perspectiva, sino desconocer la forma de recuperarlos de forma rápida y fiable.
El verdadero reto es ser capaz de lograr sentir estabilidad en un entorno inestable.
Piensa por un momento: ¿cómo te sentirías si tuvieras la capacidad de recuperar el control y la perspectiva siempre que creyeras haberlos perdido? Pues GTD lo hace posible, porque te ayuda a construir una “intuición formada” que te permite tomar decisiones con confianza en cualquier momento y lugar, sabiendo siempre que los riesgos, aunque existan, son mínimos y asumibles.
Y es que lo importante de un método de productividad personal no es que pueda darte respuestas, porque esas respuestas -aún suponiendo que fueran las correctas- pueden dejar de ser válidas en fracción de segundos.
Lo importante de un método de productividad personal es que te enseñe a hacerte las preguntas adecuadas y a responderlas con confianza.
Si dejaras por un momento de dudar de tus decisiones, ¿qué riesgos estarías dispuesto a correr si supieras que dispones de los recursos necesarios para superarlos? ¿Qué podrías conseguir si tuvieras plena confianza en que puedes lograrlo?